domingo, 3 de diciembre de 2017

XCVII


XCVII




Ante el azogue

Extraña ocurrencia
del viejo cristalero.
Olav H. Hauge


Se peinaba
y se repeinaba,
se afeitaba
y se acicalaba
mirándose por la otra
parte del espejo.
A todos decía,
es que por esta parte
sólo me veo
y por la otra me noto.
¿A quién rezas tú?
Le preguntaban, esperando
una terrible diatriba
sobre las creencias
y él decía,
rezo para que el azogue
se caiga un día,
que entonces ni me veré
ni me notaré
y ya estaré preparado
para ver.
Tanta gente con el azogue
intacto,
sólo mirándose.

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