XCIV
Sangre que desata lazos de vida
A Pepe
Un enorme ser humano
Fuimos amigos.
R.I.P.
Pedazo de cabrón,
te has tenido que
morir
siendo buena persona.
¿No podías haber sido
un poco hijo puta
unas semanas,
que yo al verte
muerto
me alegrase?
Y no que me has
dejado acongojado.
¡Cuántas tardes de
pesca te arruiné!
¡Cuántas veces
intentaste leer
los libros de los que
te hablaba!
Pero no hubo manera
de hacer de mí un
pescador,
ni de ti un lector.
A mí me mareaba
la amorosa cadencia
del mar,
no digamos las tormentas.
A ti tanta letra
con la que no poder
hacer
algo, no digamos
los cuentos míos que
te endosaba.
Pero siempre nos unió
el amor a la vida.
Estoy seguro de que
si
hubiésemos podido,
como el replicante de
Blade Runner,
a Dios,
le hubiésemos dado pa’l
pelo.
Enseñarnos la vida,
dotarnos para
sentirla
tan intensamente,
y tan corta.
A ti ya se te ha
acabado,
amigo.
A mí se me acabará.
Ojalá que la enfrente
con el valor y la sabiduría
que tú has mostrado
y que hasta el final
la homenajee, como tú,
guerrero rendido, pero
no derrotado,
como se merece,
la vida,
apurándola,
tan emocionante
y tan corta.
Adiós, amigo.
Ya vuelas
libre.
Un
honor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario