viernes, 6 de octubre de 2017

XCII

XCII

La noche

La falta de luz y
un cansancio recurrente
construyen la noche.
Que mis ojos no sirvan imágenes
es lo mismo
que mi corazón no sirva amor,
noche las dos.
Una dama de movimientos torpes
que rompía el ruido a su paso
me dijo un día,
no eres la causa de mis desvelos
pero debes saber que yo vivo
en la noche.
Yo le dije, pero es de día.
No importa, siempre
en algún corazón es noche cerrada.
 Ahí me esperan,
el espanto me precede,
siembra flores en mi camino,
flores que nadie ve,
por eso son tan valiosas.
Créeme, flores que nadie ve, repitió.
Pues yo las he visto, dije.
¿Cuándo?, se intereso, dime.
Mi padre me dijo una vez,
cierra la puerta, hijo, que hace frío.
Al asomarme al umbral,
el suelo estaba sembrado de flores.
Me extrañó y volví con él.
Había muerto.
Es extraño, dijo la dama,
pero estoy encantada.
Entonces supe quién era,
nadie podía decir encantada más que ella en ese contexto.
No es poético ni de lejos.

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