XCIII
Un gesto de
amor
Un
gesto de amor
languidece
ante un
bote de café instantáneo.
Uno
siente
que
faltan etiquetas
y más
claridad en los ingredientes
de los
amores que escogemos,
aunque
a veces, las más, nos asaltan
desde
los anaqueles de las sonrisas bellas,
las
bocas mendicantes, o las manos suaves.
Colorantes
y conservantes
se van
añadiendo sin saberlo
a
nuestros corazones,
cada
vez más necesitados
de
compuestos ajenos
para no
pudrirse
al
contacto con el aire,
ese
aire limpio que ya no es nuestro medio.
Para
nosotros ya no queda sitio
si no
es el que hacemos con el machete,
romo y
recto,
de las
buenas costumbres
y ¡Ay!
del sentido común.
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