viernes, 11 de agosto de 2017

LXXX

LXXX

Bukowski y yo

No he encontrado otra manera,
a estas alturas, de andar juntos.

No hay tanta diferencia,
me di cuenta ayer,
no por la noche,
claro está,
cuando la diferencia
es abismal.
Estás pedo perdido y
dices jodido cabrón,
a cada momento,
mirándome,
sacas las tetas a colación y
te guardas la palabra
coño para el final de trompetas.
Pero eres el que besa
al pordiosero zarrapastroso
y le hueles el culo a la puta, esa también
es tuya, con cariño
a pesar del hedor porque sabes
que ahí, un poco más arriba,
donde suele,
hay un corazón, unas agallas,
en fin, toda una anatomía.
Viejo chivo lúbrico,
no hay tanta diferencia.
Yo por la noche lo sabía,
por eso mi sonrisa sardónica.
A la mañana,
mientras la resaca te lamia,
yo había descubierto,
borrachuzo,
tus poesías.
Y las leí,
las puse junto a las mías.
Sí, ya sé,
que tras un punto no
pones mayúsculas.
Pero es todo,
por lo demás,
querrás ser como quieras
pero tú, como yo,
necesitas escribir poesía.
¿Y te acuerdas?
Cuando decían
que escribir poesía
era de maricones,
debiluchos y afeminados, marimachos
y otras fijaciones de los temerosos
que ganaran el cielo porque es más fácil bla, bla, bla…
¡Joder!
Cuando tú y yo sabemos
que para escribir poesía
hace falta ser muy hombre.
Como Gloria Fuertes
 por ejemplo,
o Anne Sexton.
¡Qué cojones las dos!
Tú eres como ellas,
muy hombre, y además muy borracho,
muy putero, pero
escribes poesía.
Y no me vengas
con el rollo de las
mayúsculas.
¡Valiente gilipollez!
Eres poeta
y por eso,
anoche te miré,
como lo hice.
Estabas descubierto.
Un, dos, tres,
al escondite inglés.
Por Charles Bukowski.
Pillado,
viejo zorro.
Que yo sea de la
liga antialcohólica,
es lo de menos.
A nosotros verdaderamente,
lo sabes,
nos emborracha, de verdad, otra cosa.
¡Viejo crápula!
Eres un puto poeta. Ja, ja, ja, ja

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