LXX
Aguantando
un par de semanas
Aguanto
un par de semanas, me digo,
después
me vuelvo a decir,
aguanto
un par de semanas y ya.
Y así,
y así
llevo desde no sé cuando,
¿Desde
que deje de tener razón?
¿Desde
que me di cuenta de que con la razón no iba a ningún sitio,
a pesar
de las previsiones del tiempo que vendrá?
¿Merece
la pena?
No lo sé,
pero,
¡Qué momento ese!, en el que me digo:
Aguanto
un par de semanas más
y se
acabó.
Me
conformo.
Es así.
Me
conformo.
Os
preguntaréis, ¿Por qué un par de semanas?
Pues
porque menos, delataría falta de confianza
y más,
falta de compromiso.
Podréis
decir que habría valido también
un par
de semanas y un día.
Lo
podéis decir pero entonces
es que,
aparte
de que dos semanas se me están haciendo eternas,
en ese
momento,
o no me
he sabido explicar,
o no me
queréis entender.
Y lo
comprendo.
Cuesta.
Cuesta
arriba.
LXXI
Acertijo para sentir
Hay un pájaro en una jaula,
sin embargo miras a tu alrededor
y no se ve ningún ave y
no hay barrotes por ningún lado.
¿Cómo se entiende?
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