LIV
Ser Dios
Leyendo “La bicicleta
del panadero”
A Juan Carlos Mestre
Sería una de las
cosas
que haría.
Estrafalaria,
frívola,
pero irresistible.
Me he acordado de
Borges
leyendo a Juan Carlos
Mestre.
De su libro de arena.
Abres un libro del
poeta
y a los pocos minutos
estás enterrado
en imágenes.
Imagen a imagen,
la montaña de la
poesía.
Entonces, si pudiera,
pondría a Juan Carlos
Mestre
a vivir la vida de
Celán, tanto dolor, lo siento,
o la de Dickinson,
tanta soledad, que sintió.
A ver qué salía,
qué deparaba el
cóctel.
¿Pararía la impetuosa
corriente del poeta
español
las tropas nazis?
¿Al arrojarse al Sena,
Paul, de poeta críptico
a poeta inacabable
flotaría
en medio de los poemas
que le irían surgiendo?
¿Qué no diría Mestre
si viviendo
lo que ha vivido, ha
dicho
lo que ha dicho, si
viviera
la vida de Emily?
¿Saldrían versos como
humo
de la chimenea de
Amherst?
Después haría más
cosas,
no sé,
hacer que la paz
reinase siempre,
que jamás hubiese
hambre y amor,
sólo pan y deseo,
pero lo de meter el
alma de Mestre
en el cuerpo de Celan
o Dickinson,
eso,
impepináblemente lo
haría.
Los dioses somos así.