lunes, 21 de marzo de 2016

XXXV

XXXV

Muelas del Pan, revisited.


Vuelvo al pueblo,
y la casa que estaba derruida,
ahora es un parque infantil,
me está esperando.
La niña que ahora
es una mujer vieja
también me espera.
Los viejos que están a punto de irse
y todos los que ya se fueron
también me esperan.
Me esperan los caminos de barro
que descansan sepultados
bajo toneladas de asfalto.
El edificio del Ayuntamiento
ahora es un comedor social
que me espera.
Mi escuela, es el hogar del jubilado,
me espera también.
Saben de mí
los que han nacido en mi ausencia
y me abren las puertas
las casas que han ido llegando.
Las vacas, los perros,
los gatos, los burros,
las boñigas, los cagajones,
todo está ahí, esperándome.
En la era ya no se trilla,
ni se avientan la mieses,
pero allí, sobre un trillo,
 hay un lugar para mí.
Y yo vuelvo siempre,
vuelvo cuando vuelvo
y vuelvo cuando me voy.
Nadie exige, todos esperan,
tranquilos, confiados.
Saben que cumpliré mi palabra.
La que dije al nacer,
cuando no hablaba,
que es cuando no se puede mentir.

jueves, 3 de marzo de 2016

XXXIV


XXXIV


Naturaleza

La tan mentada naturaleza.

Comer,
defecar,
dormir,
para poder seguir,
comiendo,
defecando,
 con el fin de poder
copular
y
parir.
He ahí la tan traída y llevada
naturaleza.
Aliñada con el Sol y la Luna,
y demás aderezos,
puntos rutilantes
para tenernos entretenidos mientras,
 y esa flora perezosa a su ritmo,
a su tiempo y modo.
Un horror.
¿Y qué más?
¡Dios mío, qué pavor!
¿Dios mío?
¡Qué horror!