XXXV
Muelas del Pan, revisited.
Vuelvo
al pueblo,
y la
casa que estaba derruida,
ahora
es un parque infantil,
me está
esperando.
La niña
que ahora
es una
mujer vieja
también
me espera.
Los
viejos que están a punto de irse
y todos
los que ya se fueron
también
me esperan.
Me
esperan los caminos de barro
que
descansan sepultados
bajo
toneladas de asfalto.
El
edificio del Ayuntamiento
ahora
es un comedor social
que me
espera.
Mi
escuela, es el hogar del jubilado,
me
espera también.
Saben
de mí
los que
han nacido en mi ausencia
y me
abren las puertas
las
casas que han ido llegando.
Las
vacas, los perros,
los
gatos, los burros,
las
boñigas, los cagajones,
todo
está ahí, esperándome.
En la
era ya no se trilla,
ni se
avientan la mieses,
pero
allí, sobre un trillo,
hay un lugar para mí.
Y yo
vuelvo siempre,
vuelvo
cuando vuelvo
y
vuelvo cuando me voy.
Nadie
exige, todos esperan,
tranquilos,
confiados.
Saben
que cumpliré mi palabra.
La que
dije al nacer,
cuando
no hablaba,
que es
cuando no se puede mentir.