martes, 29 de septiembre de 2015

XIV


XIV




Perentoriedad


Construid.
Elevad, si así lo deseáis,
puentes para hormigas
que cruzan
abismos.
Levantad edificios
que a fuerza de ser altos
parecen palillos.

Cread formas elegantes, aéreas
y sutiles como pompas de jabón,
que parecen
aves,
velas,
naves,
para cobijar
vinos, vainas, vaivenes.

En inverosímil equilibrio
permitiros con la materia
domar la forma
pero hacedme el favor,
recordad
de vez en cuando
dónde estamos,
en que viajamos,
bajo que voluntad
 esta bola de fuego
surca el universo.

Que depositáis
vuestra grandeza
sobre trozos de roca
amalgamados por Newton.

En fin, que todo
en un santiamén
se puede hundir.

Hundir,
o salir volando.
Hablad de ello, de vez en cuando.

viernes, 25 de septiembre de 2015

XIII


XIII

Caminos

¡Qué tumba tan maciza Machado!
En Colliure.


Los irremediables caminos
se irán abriendo,
como bocas hambrientas
que desembocarán en otros mundos.
El que te hubiera llevado a ser un ángel,
el que te traería la compañía soñada,
el otro que iba al infierno,
para sin embargo, tú,
seguir por éste que te ha traído
hasta aquí,
donde todo lo que eres, tú,
parece que es lo único
que podías ser.

Y aún así
se siguen sucediendo los caminos,
a pesar del tiempo pasado.
Por eso, siempre está la esperanza,
de que hasta el último momento
todo se pueda enmendar,
y entonces sí, tú,
puedas convencerte de que cada vez
fue el camino elegido, un acierto,
para poder haber llegado
hasta donde estarás,
por última vez,
despidiéndote de todo esto.


domingo, 20 de septiembre de 2015

XII



XII

Miórbita

Los ríos lentos,
los mares cercados,
las montañas nunca nevadas,
un sol inamovible,
como ya sabemos,
que a algunos costó el fuego,
porque nosotros no nos movemos.
Lo cual no es menos cierto,
pues nuestro corazón es más que nuestro sol,
es nuestro los,
los demás a su sombra
o girando en su Miorbita.

Una luna que pasa rauda
por encima
cada minuto.
Es decir, otro mundo.
Y el deseo de ir de la mano,
imposible,
a pesar de las flechas, Cupido.
Newton lo quiso explicar y le quedó
la ley de la gravitación universal.
Y así ahora le llamamos amor
cuando solo es gravedad.

Entre medias, el viento, inquieto, fiero,
como si nunca  se cansara.
¿Cómo es el viento cuando no sopla?
¿Y dónde estará?
Ahí me quedaría yo,
en ese otro mundo, vivo,
no como ahora,
como los ríos lentos y los mares cercados, extraño, raro, en ese mundo,
donde el viento descansa.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

XI


XI

Quedarse antes



¿Y si hubiera estado
siempre
buscando un lugar
en que quedarme?
Adelantarme al final.
Levantarme una mañana
asearme, desayunar,
Y ya, con el lugar escogido,
dirigirme hacia él.
Situarme,
quedarme ahí,
para siempre.
De modo que cuando llegará el final
fuese, como si yo,
estuviese en una parada,
única, hecha para mí,
esperando que pasara el autobús.
Poder decir tranquilamente,
¿Cuánto cuesta el billete?
Para tener esa sensación,
fresca, acogedora,
de estar yendo hacia un lugar
en el que poder ver cosas nuevas.
Que fuese así todo.
Tan emocionante.